Número 72, abril de 2012
Los últimos treinta años han recrudecido el ataque a las estructuras comunitarias, a los territorios de los pueblos —sobre todo a partir de que los llamados tratados de libre comercio se instauraron como instrumento internacional para perpetrar un “desvío de poder”. Es decir, abrirle margen de maniobra a las transnacionales y cerrarle la puerta de la ley a las comunidades agraviadas —desde las estructuras gubernamentales, jurídicas y estatales de un país.